Ada Lovelace, la hija de Lord Byron que le debía todo a su madre, Anna Isabella Milbanke
O cómo evitar la onda expansiva de un genio creador
Ada Lovelace
Hay figuras que tienen la capacidad de eclipsarlo todo. Destilan un relato mágico y asombroso en torno a su vida que irradia un romanticismo magnético muy difícil de evadir. Para mi uno de los exponentes de esa fuerza es Lord Byron. Cuando aparece su nombre en una historia, mis ojos buscan ávidos nuevos detalles de su aventurera existencia. Sin duda, si Lord Byron hubiera vivido en nuestros días se habría dedicado al Marketing, porque una de las cosas que mejor hizo fue presentarse a sí mismo como un personaje literario. Hubiera sido hoy un genio de la marca personal que habría sabido muy bien sacarle punta a los momentos relevantes de su vida, como haber estado presente aquella tarde tormentosa junto a Mary Shelley y el poeta Percey Shelley, proponiéndose escribir una historia de terror para entretenerse, germen de la creación por parte de la escritora (¡con tan solo 18 años!) de Frankenstein, una de las historias más bellas de todos los tiempos.
Bien, he tenido que resistirme a esa ola expansiva de Lord Byron que atraviesa los siglos con una facilidad y soltura genuinas, para centrarme en Ada Lovelace (1815-1852), ¡que era su hija! Eso es lo que descubrí esta semana y, aunque no la trató, ya que sus padres se separaron poco después de nacer, se intuye que en su genética llevaba parte del genio del escritor.
La madre de Ada Lovelace, Anna Isabella Milbanke
Logro resistirme de nuevo al torbellino de atracción para centrarme en los hechos reales y no en las elucubraciones de hasta dónde llevó su impulso la genética paterna. Y si hay una figura gracias a la cual Ada Lovelace pudo desarrollarse en el plano intelectual, fue su madre, Anna Isabella Milbanke (1792 –1860), una aristócrata apasionada de las matemáticas y la astronomía, que se encargó de que su hija tuviera una formación. Este es mi pequeño homenaje al 8-M. Más allá de hablar de una figura femenina cuya trascendencia no se ha honrado lo suficiente todavía; trato de mostrar que es muy fácil caer en los itinerarios mentales que nos vienen heredados, pues en una lectura rápida, de esas en diagonal que hacemos ahora, una podría enlazar muy rápidamente a Ada Lovelace con Lord Byron. Sin embargo, si nos ponemos las gafas moradas, como se dice en el feminismo, nos damos cuenta de la realidad.
Ada Lovelace contribuyó a la ciencia creando el primer algoritmo con capacidad para ser procesado por la máquina de Charles Babbage. Su infancia enfermiza hizo que le dedicara mucho tiempo al estudio y a la lectura. La formación que le proporcionó su madre incluía música, francés, matemáticas y un itinerario científico a cargo de la prestigiosa matemática y astrónoma Mary Somerville, una de las primeras en ser admitida en la Royal Astronomical Society . Además, su madre la llevó a conocer las últimas tecnologías de la época en viajes por las zonas industrializadas de su país.
Toda esta formación fue la base que permitió a su genio desarrollarse, a catapultar su visión científica de las posibilidades de la máquina de Babbage, esbozando algunos de los conceptos informáticos actuales.
Su salud nunca fue buena y falleció a los 36 años, igual que su padre, siendo su última voluntad ser enterrada junto a él, a pesar de no haberlo conocido nunca. Es posible que la onda magnética de Lord Byron la impactara de lleno.
Lord Byron
P.D. Si quieres conocer a fondo las aportaciones y biografía de Ada Lovelace, te recomiendo este artículo de National Geographic.